"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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02-03-2010 |
Entrevista al sociólogo uruguayo Luis Eduardo González
"El mayor problema de Mujica es la relación con las bases de la izquierda y los sindicatos"
El País (Uruguay)
Mujica encarna, pese a su pasado guerrillero y radical, una visión socialdemócrata "en el corto y mediano plazo". El mensaje de Mujica a empresarios "es creíble".
Para el director de la consultora Cifra, la asunción de José Mujica no aparece traumática porque fue precedida por el primer gobierno de izquierda de Tabaré Vázquez, quien deja el cargo con elevada popularidad y probablemente será candidato en 2014 -estimó-. Este demostró que no existieron sustos ni rupturas, ya que el mandatario saliente "suavizó y planchó" los "sistemas nerviosos de todo el mundo". González ve en Mujica una continuidad en la medida que fue uno de los pilares -junto con Danilo Astori- del gobierno de Vázquez y encarna, pese a su pasado guerrillero y radical, una visión socialdemócrata "en el corto y mediano plazo". Para el experto, el "socialismo" es, para gran parte de la izquierda, una visión en el largo plazo que requiere previamente un desarrollo del capitalismo para que Uruguay se transforme en un país "rico y culto". Por ello considera que los mensajes del presidente electo destinados a tranquilizar a los empresarios son "creíbles". Considera que Mujica llega al gobierno con una relación más fluida con la oposición, con voluntad de acuerdos, sin que esto debilite su autoridad. Cree que la mayoría parlamentaria del FA está "prendida con alfileres", pero que esto ayuda a Mujica a tener una posición de fuerza para negociar con la oposición y, a la vez, lo impulsa a buscar esos acuerdos. El mayor problema que tendrá, dijo, son las bases organizadas de la izquierda y los sindicatos.
-¿Cómo define el cambio que supone una Presidencia de José Mujica de lo que fue la administración Vázquez?
-Lo más importante de ese cambio, tengo la impresión, de que, visto en el mediano y largo plazo, el gobierno del Presidente saliente en algunos aspectos fue un gobierno de transición. Lo fue en el sentido de que hubo cambios pero no hubo rupturas ni hubo susto. Al cabo de los primeros meses el país se dio cuenta de que había cambios importantes, pero que Uruguay seguía siendo el mismo país de siempre. El balance de la gestión es positivo.
Mujica, como presidente entrante, asume con algunos rasgos bastante diferentes. Gracias a que los cinco años pasados fueron de estabilización política, y gracias a algunas particularidades del presidente electo, me da la impresión de que el nuevo gobierno asume con un vínculo -en la superficie al menos-, mucho más fluido con la oposición, que el que tuvo el gobierno aliente. Pero eso, me temo, era inevitable.
El cambio de 2005 fue mucho más drástico que el de 1959 (N. de R.: Cuando ganó un gobierno blanco tras décadas de administraciones coloradas). Las cosas se tenían que suavizar, se tenían que planchar; los sistemas nerviosos de todo el mundo tenían que constatar que las cosas transcurrían y no pasaba nada. Era necesario pasar por esa etapa de acomodamiento (gobierno de Vázquez) para que lo que estamos viendo ahora (asunción de Mujica) pudiese ocurrir.
Esa relación de Mujica, aparentemente más fluida con la oposición, será encabezada por el líder que se temía como más radical. Sin embargo, tal vez no sea tan paradójico. Muchos observadores han señalado que si algo ha caracterizado la política tupamara es el gran pragmatismo. La visión pragmática del MLN es y fue diferente a la de la izquierda tradicional, de raíz socialista-marxista tradicional.
-Esa transición que representó Vázquez ¿a dónde va ahora con Mujica? ¿A más socialismo?
-Hay una discusión que es difícil de entender. En realidad, en lo que estamos de acuerdo, y que el presidente electo ha señalado muchísimas veces, es que el socialismo es necesario, pero es una cosa lejana, porque no hay socialismo si no hay una población culta y rica. Para llegar a un Uruguay primer mundo, culto y rico lo que hay que hacer…
- … es completar el capitalismo…
-Un capitalismo con sensibilidad social. Dentro de la izquierda algunos critican a otros porque dicen que el programa se limita a eso, a un capitalismo con sensibilidad social. Lo que diferencia a los más radicales es que, a largo plazo, tienen prevista una segunda etapa después de este capitalismo con sensibilidad social que construya un país próspero y culto, viene otra tapa. Pero esto es algo de largo plazo, va para largo. No es un asunto para el mediano plazo.
-Ahora, entonces, lo que hay es una visión socialdemócrata…
-Claro. Se puede decir que a largo plazo puede haber diferencias importantes, pero en el corto y mediano plazo todos quieren un capitalismo, salvo quizá minorías relativamente pequeñas.
-¿Qué diferencias ve entre el liderazgo de Vázquez y el de Mujica hacia la interna del Frente Amplio? Vázquez, de alguna manera, armó un gabinete de líderes sectoriales, arbitró, laudó y se mantuvo fuera de la interna del FA. ¿Cómo ve a Mujica con mayoría en la bancada, mayoría en los organismos del FA y un exponente claro de un sector político de la coalición?
-La comparación es difícil porque para el presidente saliente la gran tarea era mostrar de que era posible gobernar el Uruguay desde la izquierda, y que el país no se rompiera. La verdad que el gobierno de Vázquez fue exitoso en este sentido. Hubo una relación más vertical del gobierno del Presidente con su propio partido, que se expresó fuertemente en algunas instancias, como en el veto a la legalización del aborto y la salida de Vázquez de su propio partido, el Partido Socialista. El Presidente Vázquez ejercía su autoridad presidencial con mucha claridad.
Desde su primera candidatura presidencial fue visto como candidato del Frente Amplio y no como un líder socialista.
Mujica continúa con esta paradoja porque resulta que el ex jefe guerrillero es, a primera vista, mucho más dialoguista y más abierto que el presidente saliente lo que, aparentemente le retacearía vitalidad. Pero esto está por verse. El presidente electo es dialoguista -todos están de acuerdo, al menos por ahora- pero nadie dice que es un hombre flojo, sin personalidad o fácil de torcer. Tiene autoridad.
-¿Cree que va a usar esa autoridad para laudar en la interna de la izquierda?
-Ese es el punto. Sólo se verá en la cancha. Como es costumbre, el arte básico de la autoridad es no tener que ejercerla permanentemente.
-En la pasada administración, las noticias giraron en torno a los disensos dentro del Frente Amplio más que en la confrontación del gobierno con la oposición. Ésta estuvo en un plano muy secundario desde el punto de vista informativo. ¿Cree que ahora va a pasar lo mismo o que la oposición va a tener un rol muy diferente?
- Creo que este es también un gobierno apoyado esencialmente en un motor que es el Frente Amplio, con problemas internos. Antes, cuando ese motor se ahogaba había lío.
Pero la posibilidad que se abre ahora con el nuevo gobierno es, que al menos en el papel y en la palabra, hay posibilidades de ir bastante más lejos. Si algunas de las ideas centrales del presidente electo y de al menos parte de la oposición se concretan, no vamos a tener demasiados problemas. Esto es una novedad importante que no vimos en la última década. Los acuerdos no tienen porqué ser totales, hay un proceso de negociación que separa el acuerdo y el desacuerdo. Se empieza a parecer a un gobierno normal.
-¿Piensa que la mayoría parlamentaria del Frente es frágil?
-Está con alfileres, un poco más que la actual, lo que contribuye a dar un poquito más de fuerza a las posibilidades de construcción de acuerdos puntuales con la oposición. De cualquier manera es una mayoría, lo que da al gobierno un poco más de fuerza para negociar con la oposición.
-¿Cómo explica que Vázquez se vaya del gobierno con tan alta aprobación de gestión?
-Por varias cosas. La población está convencida de que el país está mejor que antes y asigna parte del mérito a Vázquez. La oposición dice que tuvo suerte por la coyuntura internacional, pero hasta la suerte hay que merecerla. Algo de mérito le corresponde. La población también piensa que el Presidente Vázquez tiene personalidad propia y se despegó en varias ocasiones de su propio partido y eso lo volvió Presidente de todos los uruguayos. Vázquez tiene una imagen muy presidencial. Es un hombre pausado, calmo sereno, no es imperioso en sus gestos, es una fuerza tranquila como, decía Mitterrand.
-Mujica no tiene eso, aparece crispado muchas veces…
-Es muy distinto. Y es una suerte que aparezca en segundo gobierno del Frente y no en el primero. Para lo que muy groseramente puede llamarse una transición, la personalidad de Vázquez ayudaba mucho más.
-Todo indica que, para Vázquez, no va haber año sabático. No va estar en la primera fila, no presidirá el FA, ¿Qué rol cree va a jugar de aquí en más?
- Estoy quemado con estos pronósticos muy personalizados. Hasta una fecha muy avanzada yo pensaba que Mujica no se iba a presentar como candidato y le erré feo, feo. No quiero hacer conjeturas demasiado complicadas respecto al presidente saliente.
Me parece claro que sigue siendo, al menos por ahora, el principal líder del Frente. Cómo va a evolucionar esto, no lo sé. Depende de lo que él haga y de lo que los demás hagan.
-¿Van a seguir habiendo tres patas en el FA?
-A corto plazo creo que sí. El Presidente Vázquez ha dicho en todos los tonos que hay que ayudar a la fortuna del nuevo gobierno.
-Pero hay otra ponderación en esas "patas".
- Hubo un enroque que cambia cosas importantes. La cara visible ahora es Mujica.
-Para el gobierno de Mujica, como para todos los gobiernos al comienzo, habrá una "luna de miel" que podrá parecer más dulce por la relación con la oposición, por el contexto económico externo. ¿De qué depende que esto dure?
-El punto crucial es el mismo que hace cinco años pero con mucha más urgencia. Hace cinco años, a mi juicio, el principal problema en el horizonte era la relación del gobierno de la izquierda con sus bases organizadas y, especialmente, con el movimiento sindical. La realidad mostró que era un tema bastante incómodo y cuando hubo problemas fue allí y no con la oposición política. Eso ahora sigue siendo cierto, pero es más acuciante por la naturaleza de las ambiciones del presidente electo. Él quiere hablar de la reforma del Estado como la madre de todas las batalles" pero eso ni empezó, o se hizo muy poco. Hay que ponerse en serio con eso y requiere extremada habilidad política para que no genere una confrontación importante a la interna de la izquierda. Lo mismo, más limitado en el número pero de alto impactos social, es el problema de la educación. Esos dos son los cuellos de botella para el gobierno. Para lo que Mujica se plantea es mucho más crítica la relación con los sindicatos.
Una relación más fluida y abierta con la oposición permite un proceso de negociación más complejo, fortalecido por una legitimidad de origen brutal. Vázquez era un empresario médico próspero, un intelectual un profesional. Mujica es un hombre que tiene una manera de decir y de vivir que lo acercan en los hechos al movimiento sindical. Así, el presidente electo -si lo puede manejar bien-, tiene más fuerza en la negociación hacia adentro de la izquierda si eso se combina con una actitud abierta y con acuerdos puntuales con la oposición, puede ser una combinación poderosa si los sindicatos tienen una actitud más constructiva.
- En las últimas semanas Mujica ha desplegado mensajes de tranquilidad a los privados, de respeto a las reglas de juego, de estímulo a la inversión, de prudencia fiscal, reforma del Estado. ¿Es creíble este discurso proviniendo de un sector que siempre estuvo en las antípodas de este tipo de planteos?
- A mi modo de ver, sí es creíble porque la experiencia reciente lo respalda. El gobierno saliente se apoyó en tres pilares: el más visible es el presidente saliente, los otros dos son Danilo Astori y José Mujica. Lo esencial del rumbo es éste sin perjuicio de discusiones puntuales. Lo que hizo el gobierno de Vázquez fue compartido por Mujica. Las diferencias, si las hay, se refieren al largo plazo o a las formas de construir algunas cosas nuevas, pero a corto y mediano plazo son todos socialdemócratas.
- ¿Cómo cree que la ciudadanía decodifica ciertos mensajes de Mujica, como el pedir financiamiento privado para el acto de asunción o dejar que la banda presidencial se la compre un empresario de la pesca?
- Creo que hay cuestiones que no plantean temas de fondo, pero sí de forma, que están en la curva de aprendizaje de un elenco político que tiene una sensibilidad política de largo plazo bastante diferente al actual elenco. Pero no veo que haya problemas de fondo allí. De todas formas, desde el punto de vista republicano están más cerca de la verdad Juan Castillo y Richard Read, que cuestionaron la colecta, que Mujica.
- ¿Qué estima que va a pasar con la virulencia que tiene el rechazo de buena parte de los ciudadanos no frenteamplistas por su modo de hablar, de vestir, por su estilo; un rechazo que nunca tuvo Vázquez?
- Al comienzo hubo una actitud de grata sorpresa por parte de los dirigentes de la oposición. Esto, sin duda, alguna influencia tiene en la gente. Cómo va a evolucionar en el futuro, no lo sé.
Fuente: http://www.elpais.com.uy/100228/pnacio-473845/nacional/-el-mayor-problema-de-mujica-es-la-relacion-con-las-bases-y-los-sindicatos-
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